jueves, 1 de noviembre de 2007

Imágen Monografía


Adicciones de los Adolescentes

¿Qué es la adicción?
La búsqueda y el consumo compulsivo de sustancias psicotrópicas, aunque, de manera más genérica, se aplica también a diversos hábitos que son nocivos, pero que resultan gratificantes para el sujeto. Usualmente el término se ha vinculado al consumo de sustancias psicoactivas, pero se ha extendido a otras situaciones que no requieren del consumo de ninguna sustancia, como el juego o el uso de Internet. El término ha estado sometido a múltiples discusiones a lo largo del siglo XX y XXI, y ha sido objeto de variadas definiciones que reflejan, más bien, el estado de ánimo social y político más que una discusión netamente científica. La OMS, por ejemplo, ha utilizado los términos "habituación", "farmacodepedencia", "uso perjudicial" y otros para referirse al uso de sustancias, lo que refleja la discusión en el interior de los diversos comités que se han formado para discutir el tema.
En la actualidad existe un cierto consenso, no completamente aceptado, que distingue al menos dos fenómenos relacionados con el uso de sustancias psicoactivas: adicción y dependencia. Estos dos fenómenos son completamente diferenciables tanto en la clínica como en la neurobiología, conducta y tratamiento. Sin embargo, los dos grandes manuales de consenso en torno a los trastornos psiquiátricos (el DSM IV de la American Psychiatric Association, y la CIE-10, de la OMS) presentan una mezcla de sus signos característicos.
Originalmente, adicto era quien seguía ciegamente al líder, sin criticarlo ni decirle nada (en latín a-dictio: ‘no dicción’). Luego se llamó addictus a un ‘esclavo’ por deudas. De allí addictio: ‘adjudicación, cesión al mejor postor, consagración, dedicación’.
Adicciones en la adolescencia.
Adicción de adolescentes a Internet y a las videoconsolas.[1]
Los expertos alertan de que un 30% de los adolescentes usuarios de Internet y videoconsolas desarrollan adicción. Esta patología suele derivarse en cuadros de desmotivación para el estudio y requieren de un diagnóstico precoz para un eficaz tratamiento.
El 30 por ciento de los adolescentes usuarios de Internet o de consolas de videojuegos desarrollan adicción a esta actividad, según datos presentados en el III Seminario Interdisciplinar de Psicología Clínica de la Universidad San Pablo-CEU.
El tema central de esta jornada fue la Psicología Infantil, disciplina que, según explicó ayer Aquilino Polaino, director del departamento de Psicología de la citada universidad en España 'es casi inexistente' al no haberse creado esta especialidad.
Sin embargo, los expertos advierten de que aproximadamente el 30 por ciento de los jóvenes en edad escolar necesitan los servicios de este tipo de profesionales. 'Si a los jóvenes no se les atiende cuando realmente lo necesitan tienen un desarrollo psicopatológico complejo', destaca Polaino. En este caso, las enfermedades más frecuentes son la hiperactividad infantil, trastornos de personalidad, las ludopatía, la adicción a Internet o, más concretamente, la adicción a los contenidos sexuales de la Red.
Por ello, para los expertos, lo ideal es llevar a cabo un diagnóstico cuando el paciente tiene una edad de en torno a los 8 años y posteriormente realizar un tratamiento que puede concluir en pocos meses. No obstante, la realidad es que en muchos casos los jóvenes 'llegan por primera vez al psiquiatra a los 20 años con una depresión crónica de entre 8 y 10 años'.
En el caso de la hiperactividad infantil, aunque es un diagnóstico del que, tal y como reconocen los expertos, 'se puede abusar', afecta aproximadamente a un 5 por ciento de los escolares. Esta patología suele provocar fracaso social y rechazo de los compañeros. 'Con un diagnóstico precoz y un tratamiento pueden superar el problema con una tasa del 30 por ciento', de lo contrario 'puede derivar hacia trastornos de la personalidad o comportamientos psicopáticos'.
Adicción a Internet

Diferentes textos sobre adicción a Internet.

Cuando el uso de Internet interrumpe significativamente y sin motivos las actividades habituales, se trata de una adicción en la que cada persona tiene la necesidad de aumentar la cantidad de tiempo conectado a Internet para sentirse satisfecha.
La adicción a Internet está estrechamente relacionada con la adolescencia. El perfil más frecuente suele ser el de varón joven con baja autoestima y fobia social (timidez), aunque hoy en día hay muchos jóvenes de características diversas.
Entre los síntomas para detectar una adicción a Internet, nos encontramos con:
- Cambios en los hábitos de vida para conectarse más a menudo, por ejemplo dormir menos horas.
- Descuido de la salud y actividad física.
- Evitación de otro tipo de actividades importantes.
- Pérdida de contactos sociales.
- Total concentración en la pantalla, ignorando lo que pasa alrededor.
- Gran irritabilidad por ser interrumpido.
Los padres y educadores se deben fijar en:
- El tiempo que pasa conectado a Internet sin necesidad de pasarlo.
- La frecuencia con la que se conecta.
- Los motivos por los que dice conectarse.
- La actitud que muestra cuando se le molesta (irritabilidad, ansiedad, etc.).
- La actitud que muestra mientras está conectado (absorto, muy concentrado, ansioso, etc.).
Como cualquier adicción, la adicción a Internet afecta negativamente a la persona y tiene serias consecuencias en:
- Las relaciones con los otros.
- El trabajo o las tareas que se desempeñan.
- La salud.
- Los hábitos diarios.
Por todo ello, si los padres y educadores están preocupados por la posibilidad de que un adolescente (o niño) sufra adicción a Internet, deben contactar con un profesional.

El 30 por ciento de los adolescentes usuarios de Internet o de consolas de videojuegos desarrollan adicción a esta actividad, según datos presentados en el III Seminario Interdisciplinar de Psicología Clínica de la Universidad San Pablo-CEI.
El tema central de esta jornada fue la Psicología Infantil, disciplina que, según explicó hoy a Europa Press Aquilino Polaino, director del departamento de Psicología de la citada Universidad en España "es casi inexistente" al no haberse creado esta especialidad.
Sin embargo, los expertos advierten de que aproximadamente el 30 por ciento de los jóvenes en edad escolar necesitan los servicios de este tipo de profesionales. "Si a los jóvenes no se les atiende cuando realmente lo necesitan tienen un desarrollo psicopatológico complejo", destaca Polaino. En este caso, las enfermedades más frecuentes son la hiperactividad infantil, trastornos de personalidad, las ludopatía, la adicción a Internet o, más concretamente, la adicción a los contenidos sexuales de la Red.
Por ello, para los expertos, lo ideal es llevar a cabo un diagnóstico cuando el paciente tiene una edad de en torno a los 8 años y posteriormente realizar un tratamiento que puede concluir en pocos meses. No obstante, la realidad es que en muchos casos los jóvenes "llegan por primera vez al psiquiatra a los 20 años con una depresión crónica de entre 8 y 10 años".
En el caso de la hiperactividad infantil, aunque es un diagnóstico del que, tal y como reconocen los expertos, "se puede abusar", afecta aproximadamente a un 5 por ciento de los escolares. Esta patología suele provocar fracaso social y rechazo de los compañeros. "Con un diagnóstico precoz y un tratamiento pueden superar el problema con una tasa del 30 por ciento", de lo contrario "puede derivar hacia trastornos de la personalidad o comportamientos psicopáticos".[2]

Adicción al celular.

El uso excesivo de celulares, ha convertido en la pesadilla de adultos, niños y adolescentes que puede generar adicción y acarrear problemas sociales insospechados.

Son amas de casa, madres, empresarios y jóvenes, que se someten a la esclavitud de la comunicación continua[C1] , algunos de mis pacientes le han llamado “mi grillete electrónico”. Cada vez es mas frecuente verlos llegar a mi oficina solicitando ayuda para su adicción o la de sus hijos(a). Estas personas no quieren ser esclavos de la vida a toda velocidad y han comenzado a darse cuenta del daño a su salud que este afán les esta causando. Es un sinónimo de estatus y prestigio. Los niños y adolescentes exigen que el celular reúna ciertas características, por ejemplo: que permita enviar mensajes multimedia, tocar archivos mp3, que tenga cámara y sea ultra pequeño, a fin de sentir que pueden competir con el resto de sus amigos. El tiempo útil que se pierde en esto puede significar el fracaso escolar o un embarazo en una adolescente. Son constantemente promovidos ya que facilitan el acceso a otros objetos de consumo y facilita otras adicciones.
Síntomas
La familia debe prestar atención a signos de alarma como son la tendencia al aislamiento, la ruptura de las relaciones sociales o el fracaso escolar, si pasa a ser una conducta repetitiva que le resulta placentera al usuario y que, como en las demás adicciones, genera una pérdida de control por parte del sujeto.

Los síntomas más comunes son: sensación de susto o alarma si se te olvida en el hogar o en el carro. Sensación de que algo malo va a ocurrir porque no lo tienes. Escucharlo sonar aun estando dormido o teniéndolo apagado.

Tendencia a sustraerlo de sus bolsos o bolsillos para ver si es tuyo el que suena, cuando estas en grupos. Utilizarlo como “método de aislamiento social”, por temor a las multitudes y entran a un centro comercial hablando y salen hablando con el solo propósito inconsciente de evadir la comunicación real con otras personas. Otros síntomas son, realizar llamadas y enviar mensajes sin una razón específica. Los adictos a los celulares hablan en voz demasiado alta y constantemente deben demostrarse que están vivos a través de conversaciones sin sentido e innecesarias, muchos sufren de depresiones severas. Pero, como todo en la vida, el móvil no es nocivo si se utiliza racionalmente. Lo malo es que esto no suele suceder a edades tempranas precisamente por no haber alcanzado aun la madurez. Un reciente estudio apunta que esta adicción es un grave trastorno psicológico, además de un importante gasto mensual para millones de familias.

Otras conductas patológicas, sencillamente te invitan a alguna actividad y contestan 6 o 7 llamadas mientras tú les miras a las caras y a ellos se les hace imposible resistirse a contestar. Algunos lo contestan en el cine, en los funerales y hasta en las iglesias. Mientras que otras personas simulan que hablan aun con el teléfono apagado, para sentirse importantes. Un estudio realizado por la empresa Digital Lab destacó que el 76,5% de los adictos a la telefonía escuchan sonar su celular incluso cuando se encuentra apagado. El estudio de Digital Lab, que pretende investigar sobre los hábitos en el uso de los celulares, advirtió que esta adicción afecta más a las mujeres que a los hombres. El 82,5% de las mujeres sufre de algún síntoma de esta adicción mientras contra el 69,8% sufre de los hombres. También se ha asociado con ausencia de buen juicio social y pobre control de impulsos.

Decía un adicto al celular,- “Si veo a alguien a mi lado hablando no puedo resistir el llamar a quien sea, solo para demostrarle que yo tengo amigos, así me di cuenta lo mal que estaba”-. A otros les sirve de excusa para tolerar la soledad mientras conducen o en los transportes públicos. Otros solo intentan fortalecer su baja autoestima dentro de las masas anónimas de los centros comerciales o aeropuertos.

Uno de mis pacientes llegó porque alegadamente el celular le “causo su divorcio”, otro vino porque “de tanto llamarlo, su esposa adicta a llamarlo logró que el perdiera su empleo, en donde se prohibía el uso de celulares.

Como afecta a los niños y adolescentes

El creciente mercado de los teléfonos celulares esta siendo dirigido como blanco a los niños y adolescentes, con el consejo de que facilita la comunicación entre la familia. Lo que no vemos es el peligro de convertirlos en adictos a ellos si se les crea unas necesidades artificiales, con excusas como; “es por si sale temprano de la escuela” o “por si ocurre una emergencia” y decenas de otras excusas, aparte de la competencia con el vecino o compañero(a), de no ser satisfechas, pueden conducir a estados de depresión, tristeza, frustración y pérdida del control de impulsos, que los llevan a aumentar sus exigencias para con los padres. Así, en un estudio realizado en EE.UU. un 11% de los casos engañó, mintió e incluso sustrajo dinero a sus padres para abonar la factura del teléfono.

Comienzan bien y luego a utilizarlo para otras cosas, un 24% de los menores efectúa llamadas a diario, frente al 50% que envía mensajes de texto cada día. Uno de cada cuatro el fin de semana envía entre 10 y 20 mensajes de texto. Un 77% tonos o melodías del internet, un 68% logos y fotos, y un 30% ha adquirido juegos. Una factura que siempre asumen los padres. Uno de cada cuatro niños cambió el teléfono hasta cuatro veces. Para los padres a la larga es la pesadilla de perder el control sobre sus hijos por la vía rápida ya que el uso que los jóvenes dan a este medio no es el más adecuado. Más del 60% de la población tiene un celular, en los jóvenes de entre 12 y 24 años sube a más del 90 por ciento.

Otro problema es el deterioro lingüístico de los escolares ya que acostumbrados a sintetizar los mensajes, reducen las frases y reglas ortográficas y mezclan idiomas. En las escuelas debe estar prohibido su uso porque crea problemas de disciplina y falta de atención.

Los que comienzan a aceptar su adicción

Se caracterizan porque les molesta escuchar siempre las mismas preguntas y temas como-"¿Dónde estás ahora? ¿Por donde vienes?" ¿De quien es esa voz en el trasfondo?, etc., o las conversaciones en voz alta tan desagradables en lugares públicos como elevadores -" No se oye, se callo la línea. ¿Qué dices?". Esta "adicción a la comunicación constante”, podría estar atada también a inseguridad (celos) el intento de mantener el control sobre pensamientos no controlables hacia la pareja. O sencillamente comienzan a sentirse acosados por tantas llamadas de todos y para todo.

Es común escuchar a las parejas que llegan solicitando ayuda quejarse mutuamente de que- “antes me llamaba cuatros veces al día y ya solo me llama una” o de que- “no para de llamarme, para saber si llegue, si salí, me mide el tiempo, me inspecciona las llamadas entrantes y salientes, o quien es ese o esa, etc.”. Como ven, no culpo al paciente mío que tiro su teléfono al Río Grande Loiza, después que le causo el divorcio.


Según la Unión Internacional de Telecomunicaciones, en la actualidad existen unos 1.000 millones de teléfonos móviles y las predicciones apuntan a que, a finales de este mismo año, superarán a las líneas fijas. Para 2003 se espera que esta cifra alcance los 1.600 millones. En algunos países de Europa Occidental y Norteamérica el nivel casi llega a la saturación aunque, evidentemente, no es el mismo en todas las regiones del mundo. Quizás el caso más sorprendente sea el de Taiwán, donde el número de móviles es superior al número de habitantes. Así pues, podemos afirmar que los celulares representan toda una revolución social.
Un estudio, 'On the Mobile', dirigido por la reconocida escritora y académica del Departamento de Nuevas Tecnologías de la Universidad de Warwick, Sadie Plant, y en el que se han utilizado técnicas mixtas de entrevistas personales, estudios de campo y la observación directa, ha servido para establecer un cierto tipo de conductas. ¿Hasta qué punto los celulares han influido en la sociedad como accesorios para la vida, el amor y el trabajo? Por un lado, los móviles han otorgado a las personas una nueva fuente de poder personal, dotándolas de una capacidad de movilidad sin precedentes en la historia. Hoy en día, todo profesional puede dirigir su negocio desde cualquier lugar. Sin embargo, también los hay que muestran su teléfono en público como símbolo de status o virilidad. Es curioso cómo el informe de Plant establece hasta diferencias de género en el uso del móvil. Según ella, las mujeres tienden a valorarlo como medio de expresión y comunicación social mientras que los hombres lo ven más como un juguete interactivo para mostrar su poderío ante otros hombres o como reclamo para las féminas. Eso sí, por gracia o por desgracia, el uso del móvil los está haciendo más comunicativos pero también más cotillas.
Hoy en día a nadie le sorprende ver a gente hablando por el móvil mientras caminan por la calle, conducen su vehículo o esperan que se les suba el tinte en la peluquería. En cualquier lugar puede verse a una persona que pulsa, sin parar, los minúsculos botones del aparato que tiene en la mano. Es lo que algunos llaman 'la generación del pulgar'. Como están tan habituados a utilizar este dedo para escribir sus mensajes o marcar los números, también lo emplean para hacer sonar un timbre o señalar, en detrimento, consecuentemente, del -hasta ahora rey- dedo índice. La fiebre de los SMS (Short Message Service) no ha hecho más que empezar y ya se les 'acusa' de haber creado un nuevo modo de comunicación entre los adolescentes. Su éxito: su reducido precio en relación con las llamadas.
Y es que la habilidad de algunos jóvenes puede llegar hasta límites insospechados. Este es el caso de unos universitarios japoneses que, aprovechando las prestaciones que les ofrecen las tecnologías de tercera generación, utilizaron el correo electrónico de los móviles para copiar en un examen. El profesor ni se dio cuenta ya que, según él, es una práctica muy extendida el tener el celular sobre la mesa para utilizarlos aparentemente como reloj. La proliferación de terminales entre los estudiantes ha hecho ya que muchos docentes exijan a sus alumnos desconectar los móviles o entregarlos antes de entrar a clase.
Hace poco la Asociación Proyecto Hombre, una ONG especializada en el tratamiento de las toxicomanías, introdujo en sus 'VI Jornadas sobre Adolescentes, Dependencias y Nuevos Medios de Comunicación' el tema de la adicción al teléfono móvil después de detectar varios casos que afectaban a menores. Pese a que en ningún momento han querido hacer saltar alarmas, la asociación cree que se puede hablar de la punta del iceberg de un nuevo fenómeno derivado de las tecnologías modernas. ¿Estamos delante de una nueva dependencia sin drogas? En este mismo sentido se han posicionado Paulino Castells e Ignasi de Bofarull en su libro 'Enganchados a las pantallas'. Según ellos, es "una especie de botellón electrónico que te puede colocar igual pero con el agravante de que no es perseguido por la policía". Para Juan Alberto Estallo, psicólogo del Instituto Nacional de Psiquiatría de Urgencias de Barcelona, la diferencia entre ser un usuario normal y un esclavo de la tecnología radica en "cuando se usa el móvil sin ninguna finalidad clara o se prefiere el celular a una conversación cara a cara".
Aunque, de momento, nadie se atreve a establecer un perfil específico del 'adicto al móvil', se han constatado una serie de aspectos que comparten los jóvenes que hacen de él un uso excesivo. El problema de la 'telefonitis' aparece cuando una persona siente una necesidad imperiosa de usar el móvil a cualquier hora del día, envía compulsivamente SMS, se aísla y, además, recibe unas facturas telefónicas enormes. El celular entre la juventud otorga prestigio, afirmación social. El que recibe más mensajes es el más valorado. Hay adolescentes que, incluso, duermen con el móvil en la mano para poder contestar inmediatamente los mensajes, lo que les impide descansar correctamente. Los remitentes están siempre pendientes del SMS que se envía, de la espera de la respuesta -se frustran si no la hay- y del contenido. Por otro lado, el móvil hace que, en muchas ocasiones, la oficina se desplace con nosotros, de forma que cada vez es más difícil fijar el límite entre el tiempo de trabajo y el del ocio. En una conexión permanente no hay horarios. Es cuando el celular puede llegar a convertirse, en el peor de los casos, en un elemento de explotación.
Esta especie de 'adicción tecnológica' provoca, según los psicólogos ansiedad, irritabilidad, crispación y bajo nivel de atención para otros temas. El Proyecto Hombre ha establecido un programa de 4 meses de duración que intenta aportar autoestima al 'adicto', potenciar sus relaciones personales y reducir -que no prohibir- el uso del móvil. Asimismo, en Dinamarca existe una clínica de desintoxicación desde 1998 que trata casos de este tipo como si fueran ludopatías.
A muchas de las personas que hoy son usuarios de móviles, les cuesta horrores poder pasar sin él. Y eso pese al continuo bombardeo de informes que cuestionan sus -aún no probados-efectos nocivos para la salud. Desde luego, vista su implantación, de ser así asistiríamos a la mayor plaga del milenio ya que... ¿quién no tiene móvil? Pero tampoco se puede ser apocalípticos, sino caeríamos en la demagogia de considerar la tecnología como responsable de todos los desajustes planetarios. Saber desconectar a tiempo es la clave que marca la frontera entre servirse de las Nuevas Tecnologías o estar al servicio de ellas. Como dice en Baquía Javier Castañeda, "mientras el párroco de Santa María de Roses o el arzobispado de Santiago pidan a sus feligreses que apaguen sus teléfonos, pues para hablar con Dios no hace falta móvil, aún habrá salida".
Adicción a la televisión.

Diferentes textos sobre la adicción a la televisión.

La Televisión es un medio de comunicación de masas que penetra en la mayoría de los hogares venezolanos. No existe distinción, llega a ricos y pobres es considerado un fuerte medio porque integra imágenes y vos. Sin embargo, por poseer esas características y por tener la facilidad de llegar a la mayoría de la población se ha transformado en un arma de doble filo dada la calidad de programación que transmite sin considerar que, en la mayoría de los casos, sus espectadores son niños y jóvenes que no tienen un adulto que los oriente en relación a los temas que allí se desarrollan.
Al tener la oportunidad de realizar este trabajo, se ha podido aprender la importancia que tienen los medios de comunicación en nuestra vida y a la vez lo perjudicial que es para nosotros, algunos medios cuando nos evidencian hechos de la vida con imágenes transmitidas sobre el sexo, drogas, violencias, guerras, raza y alcohol. Hechos de violencias que perjudica a niños, adolescentes y adultos. Ya que los valores reales, estilo de vida y la manera de vivir de cada persona esta manejada por modelos de nuevos valores y tipos de comportamientos, algunos de los cuales están bastante fuera del alcance de la mayoría de los hombres. Pero muchos de los cuales pueden ser imitados y ejercer influencia directa sobre el comportamiento de cada uno de nosotros.

La forma de pensar de los adolescentes experimenta una revolución que se inicia, aproximadamente, a los once (11) años. Los niños más jóvenes pueden captar puntos de vista ajenos siempre y cuando sean conocidos y verificables. Los adolescentes pueden tomar en consideración diversas perspectivas acerca de casos hipotéticos y ajenos a su experiencia.
No todos los jovencitos de quince años piensan como los adultos, y no todos los adultos alcanzan la etapa de las operaciones formales. Sin embargo, en la adolescencia el razonamiento deja de centrarse en lo obvio y adquiere conciencia los aspectos más complejos. Esta manera más profunda de ver la vida tiene una relación importante con la manera en que los adolescentes entienden los mensajes de los medios de comunicación.
La televisión no es el medio adecuado para fomentar el desarrollo intelectual que produce adulto reflexivo. Unas de las tareas de la adolescencia es desarrollar el sentido de la continuidad y el contexto histórico.
Los adolescentes necesitan saber que forma parte del continuo proceso humano. El aislamiento de la adolescencia se reduce cuando los adolescentes se vislumbran en el trabajo, con una familia o como parte de una comunidad. Esta es la razón por la cual a los adolescentes les interesan tanto las películas y programas de televisión que se refieren a las carreras profesionales, las relaciones y los problemas sociales.
Mientras que el cine trata de vez en cuando problemas complejos, la televisión no suele hacerlo. Esto es evidente en los noticieros, cuando son adolescentes, ven noticieros más frecuencia que cuando eran más niños, la realidad es que los noticieros son sólo otra forma de empaquetar entretenimiento.
Asesinato, ballenas perdidas e informe especiales acerca de la pérdida de cabello alternan con comerciales necios y seductores.
En realidad, los medios de comunicación y en particular la televisión, no les proporcionan a los adolescentes las experiencias que les podrían ayudar a desarrollar sus procesos de pensamiento y a sentir que están en un mundo racional. Los padres que alimentan a sus hijos adolescentes a que piensen detenidamente modelándoles la reflexión y esperando que actúen de la misma manera, favorecen el desarrollo intelectual.

Un 68,8% de los menores chilenos entre 13 y 17 años reconoce llegar a ver televisión después del colegio. Así lo evidenció el estudio Informe 13/17 Adolescentes Chilenos realizado por el Consejo Nacional de Televisión (CNTV) en conjunto con la empresa de publicidad McCann-Erickson y la colaboración de la empresa Research Chile.
Un 88% admite ver tele en familia y un 56% reconoce hablar de temas complejos gracias a los programas emitidos por la televisión. Sin embargo, a la hora de opinar sobre la imagen de ellos que se muestra en la pantalla, un 40% piensa que se entrega una visión distorsionada y estereotipada de la juventud.
Al respecto, la presidenta del Consejo Nacional de Televisión, Patricia Politzer, señaló que “los adolescentes de hoy tienen una capacidad multimedial asombrante, pueden escuchar música, hacer las tareas, ver tele, navegar y chatear por internet. Los datos nos revelan que es un grupo bastante menos rebelde de lo que se dice habitualmente, son más bien caseros, preocupados, solidarios, informados y con opinión”.
Otro de los aspectos que revela el estudio es la importancia que los menores les dan a la familia, ya que el 76% de los encuestados dice que ésta es más importante que los amigos, así como el valor que otorgan a la comunicación entre padres e hijos.
En tanto, en el plano de la sexualidad, una parte importante de los adolescentes ya ha tenido alguna aproximación física: el 45% ha experimentado besos y caricias, el 23% ha tenido encuentros con un poco más de intimidad física mientras que el 14% ya ha experimentado relaciones sexuales completas.
No obstante, sólo un 16% declara haber usado algún tipo de anticonceptivo.
Por otra parte, a juicio de la presidenta del CNTV, el estudio derribó tres mitos sobre los adolescentes, el de “no están ni ahí” ya que son optimistas y comprometidos con su realidad; el que son callejeros ya que un 27% declara que le gustaría hacer algún deporte contra un 12% y, el mito de la frivolidad con la apariencia puesto que un 66% dice sentirse satisfecho con su físico.
Asimismo el análisis confirmó el alto equipamiento existente en los hogares de los menores en la Región Metropolitana, puesto que todos los hogares encuestados poseen TV, un 64% DVD y el 62% computador. En cuanto al manejo de dinero, el 91% de los adolescentes incluyendo el grupo E, recibe plata de sus padres, que gastan principalmente (82%) en alimentos y golosinas.

La solución que los especialistas coinciden en recomendar, es limitar a cada niño a una hora de tiempo diario frente a la pantalla, convencerlos de la importancia de jugar al aire libre y estimular su creatividad. Darles variantes para que elijan otras actividades y dejen de utilizar la computadora por una semana para tener un panorama más amplio.
La adicción a la TV se inicia ya en la edad preescolar, según datos facilitados por el mismo investigador, desde los dos años hasta su entrada a la escuela, estos niños ya llevan acumulados unas 3000 horas de TV.
"Los niños y adolescentes contemporáneos dedican mayor tiempo a la televisión que a la enseñanza formal. Los estudios científicos demuestran que el consumo de televisión aumenta gradualmente desde los tres años hasta el comienzo de la adolescencia.
"A partir de este período disminuye el promedio de horas frente al televisor, pero aumenta la preferencia por los programas violentos entre los varones", señaló el especialista.
De acuerdo con Daniel Cohen, investigador argentino y presidente de la Fundación para la Investigación y el Desarrollo de la Ciencia de ese país, se ha concluido que los niños de bajo nivel socioeconómico ven más televisión y tienen mayor interés por los programas violentos que los niños de estratos más altos.
"Algunos estudios también revelan una correlación entre bajo rendimiento escolar y exceso de televisión. Los niños con altos niveles de consumo manifiestan serias deficiencias en su capacidad oral y escrita", refiere Rivera.
Las estadísticas de los países donde se ha estudiado en profundidad este problema, revelan que el consumo tiende a mantenerse en los promedios actuales o a subir; pero en ningún caso a disminuir, agregó.
De acuerdo con Daniel Cohen, investigador argentino y presidente de la Fundación para la Investigación y el Desarrollo de la Ciencia de ese país, se ha concluido que los niños de bajo nivel socioeconómico ven más televisión y tienen mayor interés por los programas violentos que los niños de estratos más altos.
"Algunos estudios también revelan una correlación entre
Las estadísticas de los países donde se ha estudiado en profundidad este problema, revelan que el consumo tiende a mantenerse en los promedios actuales o a subir; pero en ningún caso a disminuir, agregó.
Conclusión

A pesar que mucha gente diga que los celulares, la televisión, las computadoras, el internet y las videoconsolas son malos, no lo creo. Pero definitivamente utilizar estos objetos excesivamente es muy perjudicial, para la salud, para el estudio, y para la vida en si. Muchos adolescentes se privan de hacer cosas por estar frente a un televisor o un videojuego. Eso es un grave problema, no quieren salir, no comen o comen demasiado debido a la ansiedad, quedan gravemente lastimados, ya que sus ojos están frente al brillo de las pantallas contastemente. No es una buena noticia para los padres que su hijo imite modelos de televisión que lo único que hacen es exponer su cuerpo, pelearse o discutir cosas obscenas, demostrar que traicionando o haciendo nada, sin saber que dos por dos es cuatro, podes ganar millones de pesos u hasta de dólares. No creo que este mal mirar la tele, distraerse chateando o jugando algún juego, o mandar mensajes este mal, si creo que depender de eso para vivir es muy malo. Igualmente no son los adolescentes los únicos adictos como dice la gente.

[1] Publicado en La Estrella Digital.
[2] Extraído de: http://www.conocimientosweb.net/dt/article1279.html

[C1]Tener en cuenta para la conclusión que no son solo los adolescentes los adictos al celular